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Verónica Pomerane

YAPAM

Esto lo escribí el 14-05-03

En la repetición del Santo Nombre, se genera un espacio de vacío del yo. Uno es conducido por el corazón, a ese lugar sagrado, donde está asentada la divinidad.
Traspasar las fronteras de las emociones. Tener plena confianza (implica renunciar a las estructuras que nos movilizan permanentemente a la acción), con la certeza de que lo que va a manifestarse es únicamente la verdad.
Nuestro ego solamente conoce el balanceo perpetuo de la polaridad. Y el presente, la verdad, la sobrepasa al plasmarse unificada en sus opuestos.
Aún el más generoso de nuestros actos sin la intercesión de la conciencia, exuda impureza, desintegración.
Si direccionamos nuestra mente hacia la entrega, la confianza, surge necesariamente lo más puro, auténtico de uno mismo.

Sumo mi voz al universo que Te Alaba. Desde mi más profunda pequeñez mi voz es alzada para ser posada a Tus Pies.

En diálogo amoroso, la intención parte del centro del corazón y se dirige como una flecha que desde el blanco, vuelve respirada en resonancia amorosa.
Es un ejercicio de voluntad, concientemente dirijo mi invocación, recordando permanentemente el norte.
Realizarlo suave, pero firmemente, condensado en concentración; sino necesariamente sobreviene la dispersión.
Nuestros fantasmas, acuden prestos, la emoción se exhalta, se toca una intensidad insoportable.
Dejo esos trastos ya conocidos y me muevo del conflicto hacia la tranquilidad y quietud que ofrece la alabanza.
Desoírme, sólo el ejercicio.
Dejarse de lado para ofrecerse a Dios.

1 comentario

Marco Casio -

TENGO MUY POCAS REFERENCIAS DEL CONOCIMIENTO VEDICO. EN VERDAD, ES MUY POCO LO QUE SE.

PERO, ME GUSTARIA SABER DESDE QUE ENFOQUE RELIGIOSO LO MANEJA USTED?

GRACIAS POR SU TIEMPO Y HASTA PRONTO.